Í Néstor Carlos Kirchner (Río Gallegos, Santa Cruz, 25 de febrero de 1950 – El Calafate, Santa Cruz, 27 de octubre de 2010)[2] fue un político y abogado argentino, perteneciente al Partido Justicialista y al Frente para la Victoria, 54º presidente de la Nación Argentina, cargo que desempeñó desde el 25 de mayo de 2003 hasta el 10 de diciembre de 2007. Sucedió a Eduardo Duhalde, quien debía completar el mandato inconcluso de Fernando de la Rúa pero renunció antes de tiempo, por lo que ejerció su mandato en los cuatro años correspondientes además de los pocos meses restantes del mandato inconcluso del ex presidente radical. Kirchner fue sucedido en 2007 por su esposa Cristina Fernández. En consecuencia, se convirtió en el primer primer caballero de la historia argentina.
Antes había sido intendente de Río Gallegos (1987-1991) y gobernador de la provincia de Santa Cruz (1991-2003). En 2009 fue elegido diputado de la Nación Argentina por la Provincia de Buenos Aires, con mandato desde el 10 de diciembre de 2009 hasta el 10 de diciembre de 2013. Desde el 4 de mayo de 2010 se desempeñaba como secretario general de la Unasur.[3]
También presidió el Partido Justicialista, cargo al que renunció el 29 de junio de 2009 y volvió a ocupar el 11 de noviembre de 2009, asumió de modo oficial el 10 de marzo de 2010.
Kirchner nació en Río Gallegos, capital de la provincia patagónica de Santa Cruz. Su padre, Néstor Kirchner, era un trabajador postal descendiente de inmigrantes suizos; su madre, María Ostoić, chilena descendiente de inmigrantes croatas, nació en Punta Arenas. Realizó sus estudios primarios y secundarios en escuelas públicas locales. Egresó del Colegio Nacional República de Guatemala.
Desde temprano Kirchner participó en el movimiento justicialista como miembro de la Juventud Peronista, un sector de izquierda radicalmente opuesto al gobierno militar de la Revolución Argentina. A principios de la década del setenta, Kirchner estudió Derecho en la Universidad Nacional de La Plata, recibió su diploma de abogado en 1976. En 1974, a las órdenes del director Héctor Olivera, actuó como extra en el exitoso largometraje "La Patagonia rebelde".[4] El 6 de enero de 1976, durante el gobierno de Isabel Martínez de Perón, ambos fueron encarcelados durante un mes en una comisaría de Río Gallegos.[5] [6] En el mismo año, luego del inicio del Proceso de Reorganización Nacional abandonó La Plata junto con su esposa, Cristina Fernández para retornar a Río Gallegos para dedicarse a ejercer su profesión, alejándose así de la actividad política. En 1977, durante el Proceso de Reorganización Nacional fue puesto en prisión durante dos noches junto al diputado Rafael Flores.[
Una vez terminado el gobierno militar y con el retorno de la democracia en 1983, Kirchner se convirtió en funcionario del gobierno provincial. Desde fines de 1983 hasta julio de 1984 fue presidente de la Caja de Previsión Social de la provincia, pero fue forzado a renunciar por el gobernador a causa de una disputa sobre política financiera. Este incidente lo hizo conocido en el ámbito local, y constituyó el paso inicial de su carrera política.
En 1986 había alcanzado el apoyo interno necesario para obtener la candidatura a intendente municipal (alcalde) de la ciudad de Río Gallegos. Triunfó por escaso margen en las elecciones del 6 de septiembre de 1987, asumiendo el cargo el 10 de diciembre siguiente. Al mismo tiempo, su compañero de partido Ricardo del Val era electo gobernador, con lo que el peronismo se afianzó en la provincia de Santa Cruz.
La gestión de Kirchner como intendente desde 1987 a 1991 le granjeó suficiente apoyo para ser electo gobernador de la provincia en 1991, con el 61% de los votos. Por ese tiempo su esposa ya era miembro del congreso provincial.
Gobernador de Santa Cruz
Cuando asumió la gobernación, la provincia de Santa Cruz tenía un déficit comercial de alrededor de 1.200 millones de dólares, pero durante los diez año en que gobernó logró mantener un equilibro o superávit fiscal. Poco después de asumir bajó los salarios un 25%, volviendo a aumentarlos a niveles superiores un año después. Alentó inversiones británicas en áreas turísticas y de minería, y se benefició de las regalías petroleras de la provincia. Dijo por entonces que "El equilibrio fiscal no es un problema de ortodoxia económica ni es de derecha. El déficit fiscal es malo. La inversión pública es buena, pero no se puede hacer a costa de perder el equilibrio fiscal."[8]
Sus críticos señalan que su gestión no fue diferente a la de la mayor parte de los gobernadores peronistas, y que siguió los lineamientos nacionales de las políticas impulsadas por Menem. Se le cuestionaba que medios de prensa locales estuvieran subordinados al gobierno a través de la publicidad oficial, y aumentar el número de miembros del Tribunal Superior de Justicia de tres a cinco, con dos nuevos miembros cuestionados por la oposición que afirmaba que se identificaban con el partido gobernante.
En 1994 y en 1998, Kirchner impulsó reformas en la constitución provincial, que incluyeron la posibilidad de reelección indefinida del gobernador. En 1994 fue miembro de la Convención Constituyente que reformó la Constitución Argentina.
En 1995, con las reformas a la Constitución provincial ya en vigencia, Kirchner fue reelecto gobernador por amplio margen (66,5% de los votos). A partir de ese momento Kirchner se distanció de Menem (que además de presidente de la Nación era el líder del Partido Justicialista) lanzando una línea interna dentro del partido, llamada “Corriente Peronista”.
El intento de Menem en 1998 de presentarse como candidato a un nuevo mandato presidencial, a pesar de que la Constitución no lo permitía, generó fuerte oposición en la sociedad argentina, en ámbitos académicos y aún dentro de las filas del Partido Justicialista. Kirchner se alineó con el principal opositor de Menem dentro del Partido Justicialista, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires (y más tarde presidente) Eduardo Duhalde.
Durante la gobernación de Néstor Kirchner la provincia recibió una suma de 535 millones en concepto de regalías hidrocarburíferas. Siguiendo un consejo de Domingo Cavallo, Kirchner depositó una parte en un banco de Suiza, y con otra compró acciones de YPF.[9] En la actualidad se repatriaron 128,5 millones, mientras que 390 millones continúan depositados.[10]
Las elecciones presidenciales de 2003
La situación con vistas a las elecciones presidenciales se presentaba confusa. Varios líderes del Partido Justicialista aspiraban a la candidatura: el propio Kirchner, que contaba con pocas fuerzas propias para definir una elección interna dentro de su partido; el ex presidente Carlos Menem; y los gobernadores de las provincias de Córdoba, José Manuel de la Sota, Salta, Juan Carlos Romero, y San Luis, Adolfo Rodríguez Saá. Este último había tenido un breve interinato como presidente en diciembre de 2001 y fue quien declaró la cesación de pago de la deuda externa argentina. Las elecciones internas para definir la candidatura peronista se anunciaron primero para noviembre de 2002, y luego se postergaron a febrero de 2003.
El senador en ejercicio de la Presidencia, Eduardo Duhalde, figura de peso dentro del justicialismo por su control hegemónico sobre la estructura partidaria de la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, intentó jugar sus cartas en favor del gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann. Éste, sin embargo, prefirió no presentar su candidatura; Duhalde trasladó sus preferencias a De la Sota, con quien tampoco pudo alcanzar un acuerdo estratégico. Así, el 15 de enero de 2003 anunció su apoyo a la precandidatura de Néstor Kirchner. Con este espaldarazo, Kirchner se situó en una posición mucho más favorable.
Sin embargo, la situación interna del justicialismo no estaba resuelta y si bien el apoyo de Duhalde era significativo, no garantizaba de por sí que Kirchner resultara el candidato presidencial. Por otra parte, las fricciones de una elección interna tan cercana a la elección nacional, prevista para el 27 de abril, podrían provocar un deterioro en las expectativas del justicialismo de obtener una victoria. Así, el 24 de enero, y con el argumento de que los tres aspirantes que quedaban en carrera (Kirchner, Rodríguez Saá y Menem, que había incorporado a Romero como candidato a vicepresidente) presentaban programas contrapuestos, el congreso del partido justicialista toma una decisión inédita: suspender la elección interna y permitir a todos los precandidatos el uso de los símbolos partidarios comunes para presentarse a la elección general. En la práctica, esto significaba que iban a enfrentarse como si perteneciesen a partidos distintos.
Kirchner arrancó su campaña en una posición desfavorable. Las encuestas de intención de voto lo ubicaban por detrás de los otros candidatos justicialistas y de Ricardo López Murphy (ex ministro de De la Rúa y candidato de un conjunto de fuerzas de centroderecha). Sin embargo, la popularidad de Kirchner comenzó a crecer impulsando un programa de perfil socialdemócrata con el que buscaba diferenciarse de las políticas aplicadas durante los gobiernos de Menem y De la Rúa, poniendo acento en priorizar la producción, la justicia, la educación, el trabajo, la equidad y la salud (sintetizado de algún modo en sus eslogans de campaña: “Un país en serio” y “Primero Argentina”). No fue desdeñable tampoco el aporte que significaron tanto su compromiso de mantener al ministro de economía de Duhalde, Roberto Lavagna, con una imagen positiva en la sociedad por su gestión anticrisis, como la participación de su esposa, Cristina Fernández, diputada y senadora por la provincia de Santa Cruz desde 1995.
La campaña electoral estuvo condicionada por los efectos de la crisis: la fecha de elecciones había tenido que ser adelantada tras la represión del 26 de junio en el Puente Pueyrredón (ver Masacre de Avellaneda). Si bien se evidenciaron algunos leves signos de recuperación económica, por efecto del default y la restricción del gasto público, con leve recuperación de la tasa de cambio del peso frente al dólar y moderado aumento del PBI, las consecuencias sociales de la crisis fueron terribles: el 54% de la población se hallaba por debajo del límite de pobreza; la mitad de esta población (27% del total), por debajo de la línea de indigencia.
En las elecciones del 27 de abril de 2003, el Frente para la Victoria (de Kirchner) obtuvo sólo un 22,0% de los votos, resultando superado por Menem (“Alianza Frente por la Lealtad -UCD), que obtuvo el 24,3%. La legislación electoral argentina prescribe que si ningún candidato alcanza el 45% de los votos válidos emitidos, los dos más votados deben disputar una segunda vuelta (ballotage).
Fuera de esta segunda ronda quedaron López Murphy, Rodríguez Saá con el 14,2% y la candidata de centroizquierda Elisa Carrió (ex radical) con el 14,1%. El candidato de la Unión Cívica Radical, Leopoldo Moreau, ocupó el sexto puesto con un 2,3% en la peor elección de la historia de su partido. (Ver resultados detallados en Elecciones Argentina 2003.)
Después de la primera ronda, Kirchner visitó al presidente del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y al de Chile, Ricardo Lagos Escobar, ante quienes ratificó sus intenciones de fortalecer el Mercosur, tal como lo había prometido en el Plan de Gobierno que había presentado poco tiempo antes de las elecciones, y declaró que mantenía con orgullo las convicciones políticas que había sostenido en el pasado.
La segunda vuelta debía llevarse a cabo el 18 de mayo de 2003. Los sondeos previos indicaban entre un 60 y 70% de intención de voto para el gobernador de Santa Cruz. Sin embargo, el ballotage no tendría lugar: el 14 de mayo el ex presidente Menem, después de una larga cadena de rumores y desmentidos, anunció su decisión de renunciar a su candidatura, lo que automáticamente convirtió a Kirchner en presidente electo. Muchos analistas señalan que la maniobra de Menem tuvo como propósito evitar una derrota estentórea, y al mismo tiempo condicionar a Kirchner, que accedió a la presidencia con el nivel más bajo de votos jamás registrado en la historia argentina. El 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner prestó ante el Congreso el juramento de ley para convertirse en presidente de la República hasta 2007.
Presidencia de Argentina
Durante el gobierno de Kirchner, Argentina y el Fondo Monetario Internacional han mantenido una relación tirante. Al igual que Brasil, una de las principales medidas de su gestión fue cancelar por anticipado la totalidad de la deuda con este organismo internacional por un monto de 9.810 millones de dólares. El objetivo declarado de ambos gobiernos fue terminar con la sujeción de las respectivas políticas económicas nacionales a las indicaciones del FMI.
Los críticos a la política económica del gobierno argumentan que el alto crecimiento económico se debe más a una tendencia mundial que a particularidades argentinas. Sostienen que la recuperación económica del gobierno de Kirchner no podría mantenerse sin la depresión de los salarios, y el elevado precio internacional de los granos y cereales que exporta Argentina y que el canje de la deuda externa no ha implicado una quita, sino que la nueva deuda, al estar indexada, crece indefinidamente. Los defensores de los logros de la política económica del gobierno, sostienen que Kirchner asumió en una situación muy delicada y que la mayoría de los demás países de la región, han tenido un desempeño económico-social más acotado que el argentino, y que ello se debe precisamente a la política económica adoptada.
En noviembre de 2006 las reservas internacionales subieron más de 30.000 millones de dólares, la desocupación bajo al 10% y la pobreza se mantiene en un 33,5%.
Kirchner ha llevado adelante una activa política para promover los Derechos Humanos. Su gobierno ha incorporado reconocidos integrantes de organismo de Derechos Humanos. Además, ha impulsado el enjuiciamiento a los responsables por crímenes de lesa humanidad ocurridos durante los años 70, realizados por la Triple A y por el gobierno del Proceso de Reorganización Nacional. Para conseguirlo, sus partidarios apoyaron en el Congreso Nacional las anulaciones de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final,[12] las cuales mantenían frenados dichos juicios desde el gobierno de Raúl Alfonsín. Dicha medida fue posteriormente ratificada por el Poder Judicial. Algunos sectores criticaron estas políticas argumentando que funcionan en contra de la reconciliación nacional. Otros sectores consideran que su gobierno no promueve los Derechos Humanos, sino que atenta contra ellos, tomando como ejemplos la represión ocurrida en Las Heras y el envío de tropas argentinas a Haití en el marco de la MINUSTAH.
Tras las elecciones legislativas en octubre de 2005, Kirchner obtuvo la primera minoría a nivel nacional. Esto se vio reflejado en importantes cambios en el gabinete (fundamentalmente la sustitución de Roberto Lavagna por Felisa Miceli en el ministerio de economía). Algunos analistas, sin embargo, hacen hincapié en el carácter precario que tendrían los acuerdos alcanzados con los intendentes y gobernadores que aportaron a sus listas.
La oposición cuestionó el hecho de que, pese a controlar la mayoría de ambas cámaras del Congreso, Kirchner ha preferido en reiteradas ocasiones hacer uso de las facultades legislativas del poder ejecutivo, legislando a través de decretos de necesidad y urgencia en vez de seguir los trámites ordinarios previstos para la sanción de leyes. Desde su asunción y hasta mayo de 2006, de 337 leyes originadas en el poder ejecutivo que podrían haberse sancionado por decreto, Kirchner envió solo 136 como proyectos de ley al Congreso, mientras que las restantes 201 fueron sancionadas apelando a decretos de necesidad y urgencia. La estadística arroja así unos 67 decretos por año, con frecuencia comparados con los 54,5 por año de Carlos Menem —quien firmó un total de 545 durante sus diez años de gobierno—.
A nivel internacional, sus adherentes insisten en que Kirchner forma parte de un grupo de mandatarios de varios países, junto con Lula (Brasil), Tabaré Vázquez (Uruguay), Evo Morales (Bolivia), Michelle Bachelet (Chile), Rafael Correa (Ecuador) y Hugo Chávez (Venezuela) quienes, por primera vez en la historia de América Latina, han planteado la posibilidad de establecer una coalición de países de la región que desarrolle políticas independientes de las potencias mundiales hegemónicas. En cambio, para las posiciones más de izquierda, estos jefes de estado -con la eventual excepción de Chávez, Morales y Correa-, han mantenido las relaciones con el gobierno estadounidense sin cambios esenciales. La participación argentina en la MINUSTAH se realizó por pedido directo del gobierno estadounidense, y el gobierno argentino sigue permitiendo ejercicios militares conjuntos con las fuerzas armadas estadounidenses en territorio argentino. Asimismo, en marzo de 2006 ha aprobado una batería de leyes con el fin de sumarse a la "lucha contra el terrorismo" propugnada por el presidente estadounidense George W. Bush, quien había sido felicitado por su colega Kirchner en la reelección del primero en noviembre de 2004.
Durante el año 2005, se realizó el canje de la deuda, que iniciaba las renegociaciones por los bonos que habían quedado en default desde 2001. Su agrupación política, el Frente para la Victoria, triunfó, liderado por su esposa, en las elecciones legislativas de dicho año. En los primeros días de noviembre de ese año se realizó en Mar del Plata la IV Cumbre de las Américas, donde Kirchner manifestó un rechazo hacia el ALCA, propuesto por Estados Unidos. A fines de ese mes Roberto Lavagna renunció al cargo de ministro de Economía, sucediéndole Felisa Miceli. Ese mismo año, procedió a designar al hasta entonces Secretario de Comunicaciones, Guillermo Moreno, como Secretario de Comercio Interior. Moreno se convirtió en uno de los principales ejecutores de las políticas económicas de Kirchner, que han sido motivo de fuertes críticas tanto por su forma como contenido.
En el 2006 surgió un conflicto diplomático con Uruguay a raíz de la instalación de unas plantas de celulosa sobre el Río Uruguay, situación que llevó al corte por parte de activistas de la provincia de Entre Ríos de los puentes internacionales con el país oriental. Kirchner se negó a reprimir a los manifestantes e incluso se manifestó públicamente a favor. Las declaraciones del presidente tensaron las relaciones con Uruguay.
En abril de 2007 hubo un escándalo político con funcionarios involucrados denominado Caso Skanska. El 25 de mayo se realizó un acto multitudinario, ésta vez en el Cerro de la Gloria, en la provincia de Mendoza, denominado La Patria somos todos.
El 2 de junio de 2007 el Jefe de Gabinete, Alberto Ángel Fernández, confirmó que Kirchner no buscaría la reelección en las elecciones presidenciales de octubre, agregando que quien lo haría sería su esposa, la senadora Cristina Fernández, como representante del "Frente para la Victoria" (FPV - Provincia de Buenos Aires). La noticia había trascendido el día anterior y había sido publicada por el diario Clarín[16]
A mediados de 2007, la ministra de economía Felisa Miceli se vio envuelta en un escándalo de corrupción por una bolsa con dinero, que contenía cien mil pesos argentinos y treinta y un mil seiscientos setenta dólares estadounidenses, encontrada en el baño de su despacho. Al ser llamada a declarar por el fiscal Guillermo Marijuán, presentó la renuncia a su cargo el 16 de julio de 2007.
Actividad posterior a la presidencia
Kirchner finalizó su mandato el 10 de diciembre de 2007, entregando el mando a su esposa Cristina Fernández, quien se impuso en las elecciones del 28 de octubre de ese año. Luego de dejar el cargo pasó a dedicarse a la actividad partidaria, y no descartó volver a presentarse como candidato a presidente en el futuro.
Néstor Kirchner formó parte como garante de la comitiva que, en el marco del Acuerdo humanitario, intentó supervisar la liberación de tres prisioneros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Dicha liberación no tuvo lugar en ese momento (los rehenes fueron liberados pocos días más tarde), por lo que Kirchner debió volver al país. Unos días después, Álvaro Uribe Vélez, presidente de Colombia, lanzó fuertes críticas a algunos mediadores a raíz de una supuesta defensa de éstos a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En la actualidad Kirchner se dedicaba a la actividad partidaria, siendo el presidente del Partido Justicialista (PJ) luego de que la jueza Servini de Cubría diera cerrado un proceso de intervención judicial que duró más de tres años, ordenada a raíz de la acefalía en que quedó sumido el partido tras la pelea entre la actual presidenta Cristina Kirchner y la entonces primera dama, Hilda "Chiche" González de Duhalde en un Congreso de Parque Norte de 2004, la jueza avaló la designación del ex mandatario como titular del Consejo nacional del PJ y rechazó el planteo presentado por los hermanos Rodríguez Saá.
De esa forma, Kirchner asumió como titular del Partido Justicialista (PJ) junto a los 74 dirigentes que lo acompañaron en la lista partidaria sin someterse a elecciones internas.
Por otra parte, debido a la tensión entre el gobierno de Cristina Kirchner y el sector rural, varios dirigentes justicialistas optaron por no concurrir al acto de asunción al máximo cargo del PJ: Carlos Reutemann, Juan Schiaretti (gobernador de Córdoba), Jorge Busti y Juan Carlos Romero ex gobernadores de Entre Ríos y Salta respectivamente. Durante el acto de asunción de Néstor Kirchner distintas facciones del sindicalismo provocaron incidentes.
Elecciones legislativas de 2009
En las elecciones legislativas del 28 de junio de 2009, Kirchner se presentó como primer candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, por la lista Frente Justicialista por la Victoria. La Unión Cívica Radical impugnó su candidatura argumentando que su residencia en la Quinta Presidencial de Olivos no era válida, pero la justicia electoral rechazo la impugnación.
La lista encabezada por Kirchner obtuvo el 32,1% de los votos, siendo superada por la alianza Unión - Pro que obtuvo 34,6%. En todo el país la alianza Frente para la Victoria-Partido Justicialista, liderada por Kirchner, obtuvo 5.871.345 votos (31,2%), superando al Acuerdo Cívico y Social que obtuvo 5.763.342 votos (30,7%), pero perdió 19 diputados y 4 senadores en el Congreso Nacional, continuando como primera minoría. El kirchnerismo perdió también en la provincia de Santa Cruz, bastión de Néstor Kirchner. Aunque el ocupa una banca en la cámara de diputados . El 29 de junio de 2009, como resultado de la derrota electoral, Kirchner renunció a la presidencia del Partido Justicialista.
El 7 de febrero de 2010 fue operado de la carótida derecha con éxito, lo que lo obligó a retirarse temporalmente de sus funciones.
Secretario general de Unasur
El 4 de mayo de 2010, se le designó para ponerse a cargo de la Secretaría General de Unasur. Su primera acción como secretario fue la visita a Paraguay para promover la integración regional.
Fallecimiento
Durante 2010 su salud se debilitó seriamente. En febrero fue operado de la carótida. El 11 de septiembre tuvo que ser sometido a una angioplasta y se le colocó un stent. Se le había recomendado cambiar su estilo de vida debido al estrés. Fue dado de alta al día siguiente.
Finalmente falleció a los 60 años de edad en la ciudad de El Calafate, provincia de Santa Cruz. Según el parte médico oficial, el ex mandatario murió como consecuencia de un paro cardiorespiratorio no traumático, el 27 de octubre de 2010 a las 9:15, en su residencia de "Los Sauces", donde se encontraba junto a su esposa, la presidente Cristina Fernández de Kirchner. El deceso se produjo al iniciarse el mega operativo del censo poblacional del 2010, día declarado feriado nacional, lo cual causó mayor impacto en la población argentina. Néstor Kirchner pudo recibir el sacramento de la extremaunción antes de morir.
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