El 16 de noviembre de 1810 funda formalmente el pueblo, Manuel Belgrano, quien en nombre de la Junta Grande resuelve a la vez una controversia que mantenía el Cabildo de Corrientes con el de Yapeyú por la jurisdicción del territorio que ocupaba el asentamiento. Belgrano paso por este lugar en su marcha hacia el Paraguay, hacia donde iba en busca de adhesión a la causa de Mayo. Estas tierras eran conocidas desde tiempo muy lejano por los guaraníes, quienes le dieron el nombre de Curuzú Cuatiá. Habían sentado allí sus reales varias tribus errantes: Mepenes, Mocohetá, Guayquirarog, Arubaí y Caingang, pertenecientes, casi todas ellas, a la gran raza Guaraní. Los indígenas no se adaptaron a la llegada del español y sostuvieron violentas luchas contra el invasor, pero finalmente, a mediados del siglo XVII, el Cabildo de Corrientes decidió poner freno a esta situación y organizó expediciones armadas. Ante una serie de violentos ataques de los españoles, y luego de ser derrotados, los indígenas sobrevivientes emigraron a Misiones. Una vez que estas tierras quedaron libres del peligro que representaban las tribus, los españoles comenzaron a asentarse en ellas. Existía en estas tierras una cruz grande con letras, que el tiempo y las quemazones habían borrado, aunque en 1781 aún había vestigios; desde aquí, pues (decía el escrito) acordaron los de Corrientes con los de Yapeyú hacer un cordón con nueve algarrobos, dichos árboles servirían de líneas divisorias a ambas pertenencias. El conflicto con Yapeyú surgió primero a partir del asentamiento de estancias y se agravó más aún cuando poco después, a fines del siglo XVIII, se produce la autorización del Cabildo de Corrientes a don Tomás del Castillo para levantar una Capilla en el lugar que nucleaba a los pobladores; y en 1793 se encrespan más las relaciones cuando el Virrey Marques de Avilés y Fierro autoriza al Juez Comisionado don José Sambrana la fundación de un poblado alrededor de la Capilla. Y el poblado se organiza entonces alrededor de la Capilla, que era atendida periódicamente por los Párrocos de San Roque y de Santa Rita de Esquina, a la que afluían pobladores desde larga distancias. Se funda el pueblo y se reparten tierras a 64 pobladores, proponiéndose como nombre para el asentamiento el de “Avilés” y “Nuestra Señora del Pilar de Curuzú Cuatía”. Yapeyú inicio sus reclamos, entonces el Virrey le otorgó la jurisdicción del Pueblo y por una disposición del 18 de julio de 1.800, se fija una línea imaginaria que divide la región en dos: de las nacientes del Gualeguay hasta las puertas del Paiubre, y desde allí hasta el Iberá. La decadencia de las Misiones era notoria y los pobladores de Curuzú Cuatiá y el mismo Cabildo no abandonaron la esperanza de reintegrarlo a la jurisdicción de Corrientes. El problema lo soluciono finalmente el Vocal de la Junta de Mayo, Don Manuel Belgrano, quien creó oficialmente el 16 de Noviembre de 1810, el pueblo de “Nuestra Señora del Pilar de Curuzú Cuatiá”, señalándole una extensa jurisdicción que alcanzaba por el “este” las costas del Mariñay. El Cabildo de Corrientes quedaba a cargo del nuevo pueblo. Manuel Belgrano y su ejército, después de fundar Curuzú Cuatiá, cuya acta fue escrita por su secretario Coronel Ignacio Warnes, permaneció en el pueblo hasta el 18 de noviembre, día en que continuó su marcha cumpliendo con su misión. Si bien fracasó su expedición al Paraguay en el terreno militar, la acción diplomática desarrollada dio sus frutos posteriormente. En tanto que después de más de cien años, más precisamente el 7 de febrero de 1919,la Legislatura de Corrientes reconoció la autonomía municipal de Curuzú Cuatiá. Aunque recién en 1921, el intendente electo, Celestino Pozzi es aceptado en calidad de tal por el Senado Provincial.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario