Dra. Mabel Valsecia, Prof. Titular de Farmacología de la Facultad de Medicina de la UNNE (Corrientes)
07 de marzo de 2008-
Introducción
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Mabel Valsecia, experta en Farmacovigilancia y miembro de la cátedra Farmacología, Fac. de Medicina de la UNNE |
Desde que surgió la práctica de la vacunación, se ha reconocido la existencia de acontecimientos adversos tras la vacunación. La frecuencia de los mismos, en general guarda relación directa con el número de dosis administradas. Los acontecimientos adversos pueden tener una relación casual con las propiedades inherentes de la vacuna, o estar vinculados a errores en la administración, calidad, almacenamiento y transporte de la vacuna, pero debe reconocerse que cuando se vacuna a poblaciones grandes se observarán, tras la vacunación, algunos acontecimientos graves que se producen de forma esporádica con o sin vacunación. Por ello, la investigación de la causalidad de los acontecimientos más graves, es una tarea difícil. En el centro Regional de Farmacovigilancia de la Facultad de Medicina de la UNNE desde el día 28 de febrero de 2008 se comenzaron a recibir notificaciones de sospechas de reacciones adversas a la vacuna contra la fiebre amarilla (20). En nuestra región se está vacunando en forma masiva a la población, por un alerta nacional, debido a que ocurrieron casos de fiebre amarilla fatales en Paraguay. Las zonas fronterizas con Paraguay y Brasil son las más expuestas. Se distribuyeron hasta la fecha (enero y febrero de 2008) 70.000 vacunas (Lab. Bio-Manguinhos) y en la provincia de Corrientes, fueron administradas 40.000 dosis.
Datos de Fiebre Amarilla
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Zona endémica de Fiebre Amarilla en Sudamérica, 2005 (Foto: Wikipedia) |
La fiebre amarilla es una arbovirosis, inmunoprevenible causa de una importante mortalidad y letalidad en vastas zonas de las regiones tropicales de África y las Américas. El virus de fiebre amarilla pertenece a la familia Flaviviridae, género Flavivirus. La cepa 17d, de virus vivo atenuado cultivado en embrión de pollo se usa como vacuna. Existe una forma de fiebre amarilla urbana y otra selvática. Los últimos brotes urbanos en América se registraron en Brasil en 1942, y el último caso urbano confirmado se presentó en Trinidad, en 1954. Entre 1997 y 1998 se diagnosticaron 6 casos de fiebre amarilla urbana en Santa Cruz, Bolivia, por la técnica de IgM-Elisa.La fiebre amarilla selvática se presenta predominantemente en la parte septentrional de América del Sur, principalmente en zonas boscosas de Colombia, Venezuela, Las Guayanas, Ecuador, Perú, Brasil, Paraguay y Bolivia. Ha desaparecido de Centro América (Panamá, Costa Rica, Honduras, Guatemala) y de México, donde hasta hace unos años también fue endémica en su variedad selvática. Según la OMS, entre 1985 y 1994 se confirmaron en promedio 150 enfermos anuales en Sudamérica.Existen reservorios de virus en algunos roedores y especies marsupiales, que desarrollan viremia infectante para el mosquito y anticuerpos protectores. Diferentes primates selváticos sufren la enfermedad natural y son reservorios del virus. Los monos aulladores (Alouatta seniculus) son los más susceptibles. En nuestra región, aún no se han detectado casos de fiebre amarilla, sin embargo se han encontrado monos muertos en Santo Tomé (Corrientes) y se están realizando los estudios para ver si estaban infectados. Los transmisores selváticos (Haemagogus jantinomys, Sabethes), transmiten el virus transováricamente, son mosquitos que viven en las copas de los árboles, donde perpetúan el ciclo entre los primates que tienen este hábitat.
Sobre el vector
El vector de la fiebre amarilla urbana es el Aedes aegypti. En este mosquito el virus sufre un período de incubación de 10 a 12 días, multiplicándose en la pared gástrica y en las glándulas salivales. El mosquito es infectante durante toda su vida, que dura de 6 a 8 semanas, y transmite transováricamente el virus a su descendencia, hecho que lo convierte en el verdadero reservorio. La presencia del A. aegypti (vector del dengue, también) en amplias zonas de esta región y la eventual afluencia de pacientes en período de incubación o de viremia por fiebre amarilla hacen que la urbanización de ésta sea un peligro latente. Los programas de salud enfrentan este peligro con campañas antiaedes y con vacunación de las personas de las áreas urbanas con mayor riesgo.
Formas epidemiológicas y modo de transmisión
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Virus de la Fiebre Amariilla (Foto: Wikipedia) |
La fiebre amarilla, se presenta en dos formas epidemiológicas distintas: selvática y urbana. Semejantes desde el punto de vista etiológico, fisiopatológico, inmunológico y clínico, las diferencias se deben a la localización geográfica, especie vectorial y tipo de huésped. La urbana es una antroponosis, mientras que la selvática es una zoonosis, con especies de monos como reservorios. Estos también sufren la enfermedad, por lo que una señal de alerta para epidemias es encontrar en los bosques esqueletos de estos animales. Los trabajos de talador, colono, aserrador, minero, explorador agrícola y de petróleos constituyen factores de riesgo para adquirir la enfermedad.En la fiebre amarilla selvática el virus circula entre los monos que en los períodos de viremia son picados por los mosquitos selváticos, los cuales transmiten el virus a otros monos. El hombre susceptible se infecta al penetrar a la selva sin inmunidad y es picado accidentalmente por mosquitos infectados: mono- mosquito selvático-hombre. En la fiebre amarilla urbana el virus es introducido al ciclo por un hombre virémico que se ha infectado en el ciclo selvático. Al ser picado por el Aedes aegypti, este vector se torna infectante y logra transmitir el virus a otras personas susceptibles, iniciando el ciclo de transmisión: hombre-Aedes aegypti-hombre. No hay transmisión de persona a persona por contacto directo ni por objetos personales.
Vacunación
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La vacunación se constituye en la principal estrategia de prevención y control de la fiebre amarilla; su eficacia es de 99% y permite la formación de anticuerpos protectores después de 7 a 10 días de haber sido recibida. Se recomienda un refuerzo pasados 10 años aunque los anticuerpos pueden persistir hasta por 35 años o incluso de por vida. Es un virus vivo atenuado, cepa 17d o asibi. Se mantiene liofilizada a 4ºC y una vez reconstituida debe aplicarse según las indicaciones del fabricante, preferiblemente en la primera hora, pues el título viral decrece rápidamente porque el virus es termolábil. Después de reconstituida debe ser mantenida a temperaturas preferiblemente alrededor de 2ºC, protegidas de la luz. Se inyecta por vía subcutánea. No se recomienda usar la vacuna en pacientes HIV+, inmunocomprometidos, ni en embarazadas, en quienes no se debe emplear ninguna vacuna con virus vivo. Tampoco debe aplicarse a niños menores de un año, mayores de 60 años y pacientes con historia de hipersensibilidad al huevo de gallina o sus derivados.
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