En este día, recordamos a nuestros seres queridos ya fallecidos. Hoy se celebra, en toda la Iglesia, la Conmemoración de los fieles Difuntos. Es un día transidtado po el dolor, lleno de amargura, como corresponde a quien ha perdido a alguien a quien se amaba profundamente. Pero, a renglón seguido, desde ese dolor brota la esperanza en un Dios que no nos deja nunca de su mano. Todos nosotros hemos sentido, en fechas más o menos recientes, la pérdida de familiares, amigos o vecinos que han dejado un hueco imposible de llenar. Y nuestro corazón se ha llenado de dolor y nuestra cabeza de interrogantes. En días como hoy, somos llamados a la esperanza. La muerte no es la última palabra. Dios nos espera a todos al final del camino.
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