El Carnaval es, en la provincia de Corrientes, un hecho artístico que genera la entusiasta adhesión de la comunidad. En la ciudad de Corrientes, Capital Nacional del Carnaval, tuvo dos etapas claramente diferenciadas en sus características y modos de expresión popular: el Carnaval de los Barrios -del que hay constancias fotográficas desde la década del 20 y registros de crónicas periodísticas desde el siglo XIX- que comenzó a decaer hacia fines de la década del cincuenta, y el Carnaval de las comparsas, cuyas primeras manifestaciones se produjeron en 1961, y es al que llaman “Carnaval Correntino”.
Hasta ese momento, los Corsos eran desfiles de coches decorados y carrozas en las que los barrios presentaban sus reinas y princesas. La década del cincuenta estuvo marcada por carrozas escultóricas memorables, que fueron sin a lugar a dudas el principio de una tradición artesanal vinculada al Carnaval, muy propia de Corrientes. Los carroceros de los cincuentas fueron, por excelencia, los hermanos Pomares, Miguez, Buscaglia, Luis Alemany, el Maestro Rubén Vispo, Miguel Fiorio.
Sentían tan profundamente su Carnaval carrocero que hasta se permitían parodiar su obra. La ciudad entera esperaba la carroza humorística que resumía a todas las que habían construido para ese Carnaval, en las que ellos mismos con otros amigos se vestían de Reinas y Princesas, cuando no de esculturas vivientes.
En1961, las comparsas Ara Berá y Copacabana irrumpieron en el escenario carnavalero y tomaron la posta que los barrios habían sostenido hasta entonces.
Lo hicieron bajo la influencia del Carnaval de la ciudad de Paso de los Libres, que es madre de Carnavales en Corrientes, pero con un sello propio que las distinguió desde el principio. Pocos años después, nació Frou Frou, que ahora hace apariciones esporádicas en el Carnaval. Y hubo otras, que más tarde desaparecieron o se fundieron en las agrupaciones mayores: Saudades, Brotolandia, Bahía, Ñandé Mbaé y más. El espectáculo comparsero fue creciendo y dejando de ser sólo una exteriorización de alegría pasajera e informal, para adquirir el carácter teatral, con puestas complejas, coreografía y musicalización cuidada que hoy caracterizan al Carnaval Correntino. En esta evolución fue fundamental el trabajo de Godofredo San Martín al frente de Ara Berá y de José Ramirez en Copacabana, ambos bailarines con formación clásica, discípulos de Nity Cigersa, una bailarina italiana, perteneciente al elenco de la Scala de Milán que se afincó en Corrientes con su familia en la década del treinta, exiliada del fascismo, y aquí estableció una academia de Ballet que dejó profundas huellas en la cultura de la región. Ellos fueron definiendo el estilo e identidad de sus respectivas agrupaciones, apoyados en diseños de vestuario y carros cada vez más refinados y exquisitos, en un proceso vivo que se renueva y continúa a través de los años y hasta hoy con los valiosos aportes de Dionisio Soler, Javier Luquez Toledo, Nathalia Rodríguez, Sandra Sisti, Miguel Camino y otros nombres que son parte de la historia de este verdadero Carnaval del Arte.
En 1980 nacieron Sapucay, tercera gran comparsa y Samba Show, primera Agrupación Musical creada en este Carnaval. Más tarde apareció Samba Total, que hoy escribe una larga crónica de premios.
Las Agrupaciones Musicales tienen una configuración diferente a la de las Comparsas. Con formación de banda, el sesenta por ciento de sus integrantes constituyen la batería de percusión y el cuarenta por ciento restante el cuerpo de baile, criterio inverso al de las conformación de las Comparsas. Su característica es producir un efecto visual y musical mucho más directo, más llano. Su coreografía es exclusivamente de marcha y avance. Si bien son temáticas, y eso conceptualiza su vestuario, su argumento es sólo una leve línea conductora del desfile. No participan en los shows salvo, eventualmente, como animadoras invitadas.
El Carnaval Correntino padeció un letargo de diez años que marcó profundamente su futuro y minó su trayectoria, su desarrollo y su crecimiento con obstáculos y dificultades.
En 1981 el Gobierno Provincial decidió no organizar el Carnaval de Comparsas. No obstante, en algunos barrios, obstinadamente, los correntinos siguieron marcando su pasión por esta fiesta. Los parches comparseros intentaron renacer y recalentarse en 1984, en un alarde de coraje que demostró que el Carnaval, bajo un sistema de co-gestión público-privada, podía autofinanciarse si la comunidad y las fuerzas vivas participan y lo apoyan y el gobierno no declina su responsabilidad. Pero volvió el silencio por otros diez años.
Después de 1981, la fórmula dejó de funcionar porque el Estado se desinteresó del Carnaval y los participantes no tenían como objetivo organizarlo ni contaban con estructura interna para ello. Las Comparsas y Agrupaciones Musicales de Corrientes son Asociaciones Civiles sin fines de lucro.
El ejemplo del interior de la provincia, sostenido con esfuerzo, despertó de nuevo, al cabo de diez años, al Carnaval de la Capital. En 1995, Ara Berá y Sapucay, Samba Show y Samba Total volvieron por sus fueros. También lo intentó Copacabana, la otra “grande”, pero no logró recuperar el tiempo perdido.
En estos años, el carnaval capitalino recreó su brillo y su fuerte carácter teatral, con puestas de teatro-danza de gran jerarquía, protagonizadas por jóvenes que suplen la falta de preparación académica con la pasión comparsera. La Comparsas se pusieron a la altura del desafío: refinaron cada vez más la búsqueda de temas, profesionalizaron las áreas de diseño de vestuario y coreografía, perfeccionaron sus espectáculos hasta niveles increíbles.
Los talleres, en los que se realizan las estructuras de espaldares, tocados y elementos, llegaron a un grado tal de maestría en su oficio que son modelo en el país, aún en los más altos niveles del teatro musical y de revista.
Los correntinos tienen otra vez su fiesta mayor que los convoca a vivar a sus comparsas, en una fervorosa competencia que no enturbia su natural calma y pacífica manera de convivir, más allá de la anécdota intranscendente a que puede llevar el entusiasmo de las tribunas rivales y que, las más de las veces no hace más que agregar sabor a la competencia. La sangre nunca ha llegado al río, pero el antagonismo es fuerte, expresivo, impetuoso.
Los protagonistas de la fiesta son las tres Grandes Comparsas: Ara Berá, Sapucay y Arandú Belheza, la más joven. Y las Agrupaciones Musicales que son ya siete, encabezadas por las dos decanas: “Samba Show” y la imbatible “Samba Total”, seguidas de cerca por “Imperio Bahiano” que, pese a sus pocos años, ya está entre las grandes. En este rubro suman nombres como los de “Emperatriz”, “Sambanda”, “Kamandukaia” y “Académicos”, conformada por veteranos que este año participan como invitados.
Luego de intentar distintas fórmulas de gestión, que fueron descartándose por diferentes motivos, mas circunstanciales que fundados, por decisión del gobierno Municipal, el Carnaval se ha privatizado. Ese largo período de indecisión, de indefinición y de improvisación en cuanto a la modalidad organizativa, en un nivel totalmente ajeno al de sus protagonistas, también ha marcado profundamente a este Carnaval, que lucha contra una adversidad cuyo componente dominante ha sido, durante muchos años, la incertidumbre.
Es indudable que una fiesta de esta magnitud, que tiene la ambición de ser una masiva manifestación de cultura popular, debe contar con el apoyo del Estado, sin que ello implique generar gastos públicos no deseados. El Estado no debe desentenderse de un acontecimiento tan importante, poderoso canalizador de inquietudes artísticas y generador de fuentes de trabajo para un numeroso y amplio sector de artistas y artesanos. En esta edición, y luego de muchos años de ausencia, a no ser por algunos actos de promoción no demasiado significativos, el Gobierno Provincial ha hecho un importante gesto positivo hacia el Carnaval, se ha involucrado como se lo venía demandando el pueblo carnavalero y ese gesto es un rayo de esperanza para el impulso que los correntinos creen que estaba faltando en su fiesta Mayor.
El de Corrientes es un Carnaval de Arte y Pasión.
Arte en la realización del vestuario, en las puestas teatrales de sus show en los que las comparsas desarrollan su argumento, su historia, en un espectáculo coreográfico de danza-teatro con formato de gran musical, en el escenario de anfiteatro “Mario del Tránsito Cocomarola”. Arte en la interpretación de sus grandes bandas y orquestas y en el virtuosismo de sus percusionistas. El comparsero correntino realiza un mes de ensayos diarios, sometido a una disciplina voluntaria que proviene de su compromiso con su Comparsa.
Pasión en el comparsero, que compite sólo por el honor. En Corrientes, el premio que desvela a los bailarines, enardece a los percusionistas y exalta al público es sólo un trofeo. Aquí no hay premio en dinero.
Pasión en la tribuna que exterioriza su fervor con un canto y un grito que no cesa nunca; que baila al son de su Escuela de Samba, que se emociona y no esconde sus lágrimas cuando pasa su Comparsa.
Por eso dicen los correntinos que su Carnaval es “un milagro cultural”: es el único acontecimiento cultural, posiblemente del mundo, que origina una competencia apasionada y caliente, vibrante y fuerte, que no deja a nadie afuera: lugareños y visitantes toman partido y se involucran con vehemencia en la rivalidad comparsera.
Cada traje es único. Aquí no hay elaboración en serie. Se borda, se pega, se pinta, se modela traje por traje. Cada integrante confecciona el suyo bajo las directivas de un Jefe de Grupo y con instrucciones precisas de la Comparsa, y acaba dominando la técnica. Aquí no hace demasiada falta una Escuela de Carnaval: las Comparsas son la escuela en la que se enseña, además de a ser comparsero “con piel y todo” –como ellos mismos se definen- a ser artesanos exquisitos. Los realizadores dominan el tratamiento de cada material, son capaces de lograr con ellos los más difíciles efectos de luz, de color, de movimiento. La estética de este Carnaval se renueva constantemente: los diseñadores están siempre planteando desafíos en la forma, en el equilibrio y rendimiento de las estructuras, en la originalidad de los elementos, en el uso del color y la búsqueda de paletas siempre renovadas.
El Carnaval de Corrientes es el feudo de la Reina Mayor de todos los Carnavales del País: la elegida ostentará por un año el título de Reina Nacional del Carnaval.
El espíritu comparsero del correntino es irreductible. No puede sustraerse al llamado de los tambores. Las condiciones que hacen posible este Carnaval Correntino son una responsabilidad compartida de los dirigentes de comparsas, el Estado y la comunidad, que no admite renuncias si se quiere de veras que esta hermosa fiesta siga creciendo. Los correntinos anhelan que su “milagro cultural” se concrete en breve, en la obtención del espacio propio, en el que pueda capitalizarse en infraestructura y equipamiento adecuado al mega-evento que es su Carnaval, toda su esforzada y tenaz trayectoria.
Stella Maris Folguerá
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