31 DE MARZO - ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE PAGO LARGO

La batalla de Pago Largo fue un enfrentamiento armado ocurrido el 31 de marzo de 1839 entre las tropas del gobrnador de Entre Ríos, brigadier Pascual Echagüe, leal al gobernador de Buenos Aires al frente de las relaciones exteriores de Argentina, brigadier Juan Manuel de Rosas, y las del gobernador de Corrientes coronel Juan Genaro Berón de Astrada.

La crisis interna creada en la Banda Oriental, iniciada por la revolución encabezada por el general (gral.) Fructuoso Rivera, después de dos años de campaña militar y la derrota de las fuerzas legales en el Palmar, terminó con la renuncia del Presidente, general Manuel Oribe.

En la contienda habían participado argentinos unitarios y antirrosistas, en las filas revolucionarias, como así, también fuerzas armadas de la Confederación, enviadas por Rosas, para ayudar a defender al gobierno Oriental presidido por Oribe.

El cónsul francés en Montevideo, señor Baradere, también había tenido su participación e interesada, contribuyendo con dinero y armas a favor de Rivera y hasta con actitudes inconvenientes, arbitrarias, en contra del presidente Oribe, respaldado por las fuerzas del almirante Le Blanc, tal como la pretensión de contar con el puerto de Montevideo para llevar y vender los buques argentinos apresados durante el bloqueo, pretensión a la que Oribe resistió, teniendo en cuenta su amistad de buena vecindad con el Gobernador Rosas, unidad de criterio y vinculación personal.

Asediado Oribe por ambas fuerzas adversarias, que actuaban en connivencia, presentó su renuncia el 21 de octubre de 1838, al propio tiempo que pedía permiso para trasladarse a Buenos aires, acompañado por algunas personas que mantenían firmes sus convicciones políticas partidarias.

Este abandono del Gobierno trajo como consecuencia el predominio del general Rivera, con el cambio total de hombres, y el camino abierto para volver a Montevideo dada a los unitarios argentinos que antes habían encontrado refugio allí, pero que le presidente Oribe, por solidaridad con Rosas, había desterrado de dicha ciudad para obstruirles la campaña periodística otros planes de perturbación ya aludidos.

Cuando el ex-presidente Oribe llego a Buenos Aires, Rosas lo recibió con todos los honores protocolares de Presidente.

Con el derrocamiento del general Oribe, Fructuoso Rivera contagió de optimismo a los unitarios emigrados, quienes pensaron en fáciles triunfos en el futuro fáciles, si esta acción se llevaba a territorio argentino para derrocar a Rosas.

Este núcleo de exiliados se llamó Comisión Argentina.

Una de sus primeras gestiones fue el de convencer a Rivera para iniciar una “cruzada libertadora” por el territorio de la Confederación Argentina. Rivera asesorado por algunos de sus políticos acepta la proposición como una necesidad para poder gobernar en su país con libertad, libre de la amenaza de

Rosas y de influir en el litoral argentino.

Las gestiones del doctor José María del Carril a Corrientes como delegado de la Comisión argentina, dio como resultado en compromiso de esta provincia a acompañar la empresa con el general Rivera, con la ayuda de los franceses, con un solo objetivo: derrocar a Rosas.

Genaro Berón de Astrada (1804-1839)

Como consecuencia de este acto, el Congreso Permanente correntino, autorizó al Gobernador, Coronel (col.) Genaro Berón de Astrada para que pusiera en estado de guerra a la provincia, el 10 de diciembre de 1838.

De inmediato, el gobernador Berón de Astrada dio comienzo a los trabajos de movilización de elementos de hombres, armas, caballos, etc. Lo que hoy se llama una movilización secreta, y los reunía en la región del arroyo Avalos, al S.O. de la provincia.

El 31 se firma en el nombrado campamento el pacto ofensivo-defensivo del compromiso reciproco con el general Rivera, cuyos puntos principales eran:

Que se establece una alianza ofensiva-defensiva entre ambas partes contratantes, contra Rosas.

Que se promoverá la participación de otras provincias.

Que Rivera pondrá un ejército de 2.000 hombres y la provincia de Corrientes 4.000, 1.

000 hombres de los cuales se destinarían para custodiar las fronteras correntina y los 3.000 restantes serían para las operaciones que dirigirá el Gral. Rivera mismo.

Que rivera quedaba autorizado para negociar con S.M. el rey de los franceses, la cesación del bloqueo contra Corrientes.

Fructuoso Rivera (1784-1854)

Que esta tratado será secreto hasta el momento oportuno, de hacer pública declaración simultáneamente, de ambas parte, etc.

Para el 13 de diciembre, el gobernador de Entre Ríos, Pascual Echagüe, es informado por sus agentes de que el gobierno de Corrientes está concentrando fuerzas en la frontera con Entre Ríos. Echagüe tenía solo 2.000 hombres en la frontera correntina, en la región de Concepción del Uruguay. Situación que se explica ante la situación de la Banda Oriental y de la situación del Ejército Constitucional al mando de Rivera y las actividades de la Comisión argentina en Montevideo.

El ejército correntino en Ávalos

La movilización de las fuerzas correntinas y los elementos de guerra, se hizo rápidamente. Hubo mucho entusiasmo al principio, sobre todo tratándose de pelear contra un supuesto invasor, que desde antes no era estimado y ahora mal tratado por las autoridades y otras personas de rangos superiores.

No obstante la abundancia en que vivían jefes, oficiales y tropas, son mayores exigencias de servicios, instrucción militar, etc., aquel entusiasmo se iba enfriando ha poco andar del tiempo y empezaron las deserciones. Se tomaron medidas para evitar esto, peor la desorganización era tal en aquella masa de gente sin instrucción militar, sin disciplina, vestida de civil la mayoría, que estaba destinada a sucumbir ante un enemigo medianamente preparado como el entrerriano.

El 4 de marzo, este ejército se mueve hacia el S.E. es decir, hasta el arroyo Chañar, primero y luego hasta el Arroyo Pago Largo (a 41 km). Allí esperará noticias de Rivera para invadir Entre Ríos, primer objetivo, o atajará heroicamente la supures invasión. No había seguridad de los que se haría.

Mientras tanto Rivera no se ha movido del pueblo de Durazno (en el Uruguay) y en vez de movilizar sus fuerzas, ha licenciado y peor aún, gestiona una negociación con Rosas, sin que los correntinos se lo imaginaran, confiados por el tratado firmado.

El 28 de febrero de 1839, el coronel Berón de Astrada firma y publica un bando declarando la guerra a Rosas.

El 16 de marzo lo hace el Gral. Rivera, es decir que no se cumplió el anunciado acto simultáneo convenido en el tratado del 31 de diciembre.

Berón de Astrada queda solo en la región del arroyo Pago Largo, con sus 5.000 hombres de las tres armas.

El ejército entrerriano confederado

La población militar de Entre Ríos, se podía apreciar en 7.000 a 8.000 hombres de todas las edades.

Para esta época y desde 1836, el Gral. Urquiza, comandante militar del 2º departamento, estaba al frene de un ejército de unos 2.000 hombres de todas las armas, sin contar una pequeña dotación de marinería embarcada, en la región de Concepción del Uruguay, en lógica previsión, teniendo en cuenta la situación revolucionaria de la Banda Oriental.

El gobernador de Entre Ríos, Gral. Echagüe, sin recibir órdenes de Rosas para iniciar las operaciones de guerra, se pone en marcha el 9 de marzo desde el Paraná, capital de la provincia, en dirección al c

entro de la misma, con 600 hombres de caballería y un trozo de indios guaycurúes, que apreciamos en unos 200. Durante la marcha fue recibiendo contingentes de los pueblos entrerrianos.

Entre los días 11 y 19 de marzo, se le incorporaron hombres desde Diamante, en el arroyo Villaguay y Gualeguay.

El 19, se proveyó de algunos vestuarios a la tropa (bayeta para chiripá). También se incorporaron 60 orientales de la división Gómez (Servando).

Pascual Echagüe (1794-1867)

Dividido en tres columnas, el ejército entrerriano llega al arroyo Chañar, donde el Gral. Echagüe proclama a su ejército, motivado por la proximidad del enemigo.

Como destacamento adelantado en la zona del arroyo Feliciano, actuaba el comandante miguel Jerónimo González, que desde hacia unos días había reunido unos 400 hombres.

En los días siguientes se dieron algunos encuentros entre las vanguardias adversarias. El 27 una columna de Urquiza batió a una fracción correntina de 200 hombres, mandada por el col. José María Raña (oriental al servicio de Corrientes, que luego se incorporará a las fuerzas de Echagüe) y el 28 en la proximidad del arroyo Basualdo una patrulla de caballería correntina es obligada a retirarse.

Movimientos previos del ejército correntino en Pago Largo

Después de permanecer unos dos meses en las costas del arroyo Ávalos y contando con un efectivo aproximado de 500 hombres de infantería; 4.500 a 5.000 de caballería y unos 60 artilleros que servían a tres piezas de artillería (de 2 libras c/u), haciendo un total de 5.500 hombres, el coronel Berón de Astrada resuelve trasladarse con sus fuerzas al arroyo Chañar y luego al arroyo Pago Largo, donde se detuvo con la vaga esperanza de recibir algún apoyo del general Rivera, en la confusa situación en que se encontraba ante la proximidad del enemigo.

El col. Berón de Astrada nunca había mandado un ejército tan numeroso, ni ha dirigido ni participado en una batalla contra tropas organizadas; es un hombre de coraje nada más, demostrado en algún combate contra los indios. Su ejército no tiene experiencia de guerra en estas clases de campañas, exceptuando al col. Manuel de Olazábal, que se había iniciado en el ejército correntino como jefe del Estado Mayor.

El día antes de la acción se habían recibido noticias de Curuzú Cuatía, que el enemigo avanzaba por el Rincón de San Gregorio (espacio formado por la unión de los ríos Uruguay y Mocoretá) siendo que sólo se trataba de una fuere patrulla enemigo destacada por la columna Urquiza.

El 31 de marzo, el col. Berón de Astrada, buscando aclarar algo la situación destaca a su frente el col. Vicente Ramírez (Ramírez Chico) con unos 1.500 hombres de caballería, que sólo alcanzó hasta unos 20 km en su exploración.

La Batalla

A las 7 de la mañana del día 31 de marzo, el gral. Echagüe se ponía en marcha hacia el arroyo Pago Largo, al frente de su ejército, con un efectivo aproximado de 500 hombres, 4.300 a 4.500 h de caballería y dos piezas de artillería, de 2 lbs. (libras) servidas por 80 hombres, sumando un efectivo total de unos 5.000 hombres, en tres columnas paralelas.

La columna Urquiza (derecha) un poco más adelantada y haciendo de Vanguardia con el enemigo próximo, fue la primera que vio a la distancia la división correntina Ramírez destacada por el col. Berón de Astrada. Sin comprometer una situación la división correntina se replegaba a rápidamente a su punto de partida. El día se presentaba de un calor sofocante.

Llegando al mediodía, la Vanguardia federal se tiroteaba con las fracciones de la retaguardia de Ramírez.

Esta fue, probablemente, la señal para el cuerpo principal correntino, de que el enemigo estaba muy cerca.

Justo José de Urquiza (1801-1870)

Berón de Astrada así lo había comprendido porque el ejército correntino se previno para la batalla en el mismo sitio que ocupaban las unidades.

Las tres columnas federales, a la vista del enemigo formaron en línea y se prestaron para el ataque.

A las 14,30 hs, se inician las cargas de caballería , al mismo tiempo que abrían sus fuegos ambas artillerías.

Las cargas enemigas fueron fuertes, dice el Diario de Guerra del gral. Echagüe. La infantería federal avanzo haciendo fuego. La caballería correntina del ala izquierda que manda el col. Olazábal, es la primera en ceder al empuje del gral. Urquiza y después del primer momento aquélla se desbanda.

Servando Gomez (¿?-1865)

Libre así Urquiza del enemigo al frente toma la iniciativa de conducir su victoriosa División al flanco izquierdo, pasando por la retaguardia de su propia línea general que aun actuaba en los combates, contribuyendo con su presencia a alivianar en parte la División Echagüe y pasa enseguida a retaguardia de la División Correntina, al norte del arroyo Pago Largo, posiblemente con la intención de perseguir a la División Olazábal, pero se encuentra con la infantería correntina que se retiraba agrupa del campo de la acción. Urquiza

la manda intimar rendición por dos veces, con parlamentario, pero eso fueron muertos a bayonetazos, impunemente. Entonces Urquiza se dispuso a cargarla, pero ante esta demostración la infantería correntina se dispersó por el monte vecino.

Manuel de Olazábal (1800-1872)

La infantería federal tomo por asalto a la artillería correntina, la cual se encontró sin el apoyo de su propia infantería, que había empezado la retirada.

La caballería de la División Ramírez y la artillería que mandaba un ex - teniente francés Bautista Ocana Francois, fueron las que más combatieron. La División López, de reserva, se había dispersado sin combatir y el pequeño escuadrón llamado Granaderos a caballo fue arrastrado en las cargas de las Divisiones Echagüe y Gómez, no respondiendo al nombre de los gloriosos granaderos de San Martín, por falta de comandos.

El coronel Berón de Astrada, al que habían visto algunos de sus propios soldados, bajo un árbol al empezase la acción, se había perdido en el torbellino de la batalla, al extremo de no poderlo individualizar después sus hombres.

En cuanto a la infantería correntina, fue perseguida y el Gral. Urquiza, según él mismo decía años después recordando el episodio, “debió castigarse la perfidia”. Se puede inferir que fue en este momento la ejecución en masa de prisioneros, y darse la “diezmada”, es decir, de cada diez sacrificar uno.

Las pérdidas de la batalla de acuerdo a los partes de la batalla que el Gral. Echagüe pasa al gobernador Rosas fue el siguiente:

Correntinos: 1.900 soldados y 84 jefes y oficiales muertos. 450 prisioneros.

Federales: 50 soldados y 5 oficiales muertos. Heridos 90 soldados y 5 oficiales.

Cifras no muy creíbles en la exactitud de sus cantidades, pues en la época los vencedores daban grandes pérdidas al enemigo para demostrar “el escarmiento” a que había sido sometido.

El general Echagüe, días después, destaco al col. Servando Gómez al frente de una columna en dirección a Santa Ana, pequeña población correntina en la costa del río Uruguay (30 km al S.O. de Uruguayana) donde el resto de las fuerzas correntinas trataban de rehacerse.

El col. Manuel Olazábal, que había mandado una división de caballería durante la batalla y huido de la misma, informó personalmente al Gral. Rivera, en Durazno, los primeros días de mayo lo ocurrido en Pago Largo.

Con la derrota del ejercito correntino, la provincia de Corrientes quedaba incorporada a la Confederación.

El Gral. Echagüe con su ejército avanzó hasta las proximidades de Curuzú Cuatía, donde acampó en espera de ser informado del ejercicio del nuevo gobierno correntino para concretar las indemnizaciones de guerra: 60.000 pesos, 80.000 vacunos y 50.000 yeguarizos que solo cumplió en parte.

El vencedor Echagüe ordenó arrancar una tira de piel de la espalda de Berón de Astrada para hacer una manea, que obsequió a Rosas. El poema Isidora, de Hilario Ascasubi, relata:

lo primero que vio Isidora en cuanto entró fue un cartel con grandes letras sobre él, y una manea colgada de una lonja bien granada: y el letrero decía así: ¡Esta es del cuero del traidor Berón de Astrada, lonja que le fue sacada por unitario salvaje, en el paraje del Pago Largo afamado, donde fue descuartizado!”

MANEA

Esta pieza infaltable para los jinetes criollos, exhibe la habilidad manual de los sogueros y, en algunos casos, es testimonio de trágicas historias.

La manea es una pieza fundamental en el equipo de todo jinete criollo y de quien lidia con yeguarizos, asnales y mulares. Sirve para inmovilizar, aunque no de una manera absoluta, ya que permite ligeros desplazamientos a los animales a los que ha sido colocada en las patas.

En nuestro país se conocen distintos tipos, semejantes en sus medidas e iguales en su función, en los que los artesanos ponen de manifiesto su ingenio, su habilidad y su gusto.

Para la confección de la manea, el criollo tiene en cuenta (especialmente si se trata de una pieza destinada a la rutina del trabajo) algunos detalles como el origen del cuero o, mejor dicho, que parte de este se debe utilizar, ya que no

todo el cuero del novillo presenta igual condición de grosor y de resistencia al desgarro.

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