FIEBRE AMARILLA EN CORRIENTES

“Vómito negro”, el flagelo de la fiebre amarilla que azotó a la ciudad dos siglos atrás.
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Ocurrió entre enero y junio de 1871, causando la muerte de unas 2.600 personas. El doctor José Ramón Vidal desarrolló una labor protagónica durante la fuerte epidemia de fiebre amarilla y falleció auxiliando a los enfermos, afectado por la enfermedad.
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Esta enfermedad causó estragos en la ciudad, con miles de muertos, dos siglos atrás. En el año 1871, se produjo en Buenos Aires el primer caso de fiebre amarilla, que causó una epidemia trasladándose luego a Corrientes. Por aquel entonces, el mal fue conocido como “vómito negro”.
En sus seis meses de duración dejó un saldo de 14 mil víctimas entre la población de la ciudad de Buenos Aires, estimada por entonces en 190 mil habitantes aproximadamente. La tragedia convulsionó al país y en aquellos momentos se apreciaron gestos de heroísmo, cobardía y discriminación, elevándose en última instancia el sentimiento de unidad que identificó, de alguna manera, al pueblo argentino ante el drama que diezmó a Buenos Aires y en menor medida a la ciudad de Corrientes, durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento (1868 a 1874), según lo expresa en su trabajo de investigación Diego Howlin.
Por la epidemia de fiebre amarilla, la población de la ciudad quedó reducida a la mitad, ya sea por muerte o exilio. Murieron entre 2500 y 2600 personas”, según lo establecen los censos de la época.
Aún no se conocía el descubrimiento del doctor Carlos J. Finlay. Recién el sabio médico emitiría el 14 de Agosto de 1881 su tesis de que la fiebre amarilla se transmite por un mosquito portador del contagio de individuos infectados a receptores no inmunes.
Si bien las estadísticas no lo recuerdan, se da como fecha de iniciación de la epidemia el 27 de enero de 1871 con tres casos identificados por el Consejo de Higiene Pública de San Telmo. El primer caso se detectó en un almacenero que vino del Paraguay.
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Vómito negro
Antiguamente se la denomino “vómito negro” debido a las hemorragias producidas a nivel gastrointestinal. La enfermedad parece haber sido introducida en América por esclavos y mosquitos provenientes de África hace ya varios siglos. El vector de la fiebre amarilla urbana es el Aedes aegypti y el reservorio es el hombre, mientras que en las aéreas selváticas son los primates.
La peste que diezmó a la población de Buenos Aires, en el primer semestre de 1871, había provenido de Asunción; se propagó luego a la ciudad de Corrientes y finalmente, a través de la vía fluvial paranaense, penetró en Buenos aires, radicándose con toda cizaña en el barrio de San Telmo.
No obstante las medidas tomadas por las autoridades sanitarias de la Capitanía de la Ciudad de Corrientes, el 9 de enero de 1871, el flagelo epidémico arraigó en esa ciudad mesopotámica, cuya población no sobrepasaba los 15 mil habitantes. “De inmediato se estableció una cuarentena para los barcos que partían hacia Buenos Aires y aquellos que hacían escala en Corrientes”, recordó Rainero. Ate la desesperación “la gente empezó a rezar a todos los santos y se colocaba alquitrán en las esquinas para ahuyentar a los mosquitos”, dijo luego.
“Las numerosas víctimas hicieron colapsar el cementerio La Cruz, por lo que se habilitó el de la Limita (por el arroyo que cruzaba por allí), donde hoy funciona el club Ferroviario”.
Doctor Vidal
Es preciso destacar la figura de este galeno y otras personas quienes fallecieron gloriosamente luego de socorrer a tantos enfermos.
Actualmente, en la Plaza de la Cruz de la Ciudad de Corrientes se encuentra el monumento a los mártires de la epidemia de la fiebre amarilla de 1871, presididos por la estatua del doctor José Ramón Vidal, obra del escultor Juan Carlos Oliva Navarro. Por ordenanza municipal, este paseo integra el circuito histórico turístico de la ciudad.
En homenaje a estas personas, más de cien, -estimó Rainero- se impuso el nombre de Héroes Civiles a una de las calles que rodea al hospital “José Ramón Vidal” -otro de los nombramientos en honor al galeno.
En junio de 1971, la epidemia de fiebre amarilla se alejó de Buenos Aires y Corrientes. No obstante, el gobierno de la ciudad cosmopolita proclamó su mea culpa, y se impulsaron las medidas de salubridad y saneamiento que, de haberse adoptado antes, sin duda hubieran impedido en mucho la propagación de la enfermedad.
EL DATO
La tumba donde descansan los restos del doctor José Ramón Vidal, en el cementerio San Juan Bautista, fue declarado monumento histórico nacional.

2 comentarios:

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