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8 DE ENERO - DIA DEL GAUCHITO GIL

HISTORIA DEL GAUCHITO GIL

CULTO A SAN LA MUERTE

Sin lugar a dudas la devoción a San La Muerte posee fuertes raíces populares en Corrientes. De los dos santuarios conocidos (Uno en Mercedes y otro en Empedrado) el que ha llamado mas la atención en estos últimos tiempos ha sido el segundo, ubicado entre los kilómetros 982-983 de la ruta nacional n° 12, a escasos siete kilómetros de la ciudad de Empedrado. Este santuario desde hace unos años a esta parte ha estado creciendo y ganado la confianza de los adeptos merced a su singular historia y también al buen manejo de sus cuidadores, la familia Barrios

Como nació la leyenda

La historia arranca cuando el abuelo Lorenzo, recorriendo el campo en un obraje en el Chaco hallo un pequeño bulto de trapo conteniendo dos imágenes: una desconocida y otra de San Antonio. Sin darle mayor importancia este hombre guardo ambos elementos en una caja y lo llevo a su casa. Allí dejo la caja en un baúl y la olvido. Unos años después en circunstancias que este hombre atravesaba momentos difíciles por las noches se oía un incesante golpeteo. Presa de natural inquietud comenzó a rastrear la fuente del sonido y para su sorpresa dentro del mueble en un rincón olvidado se encontraba la caja, quien inmediatamente de tocada, ceso sus golpes. Sin dar crédito a la evidencia, dejo la misma, pero a la noche siguiente repitió sus golpeteos. El hombre preocupado por este fenómeno finalmente opto por sacar del armario la cajita y colocar ambos santos en su mesita de luz. La esposa de este hombre, profundamente católica, con diligencia construyo un pequeño relicario y coloco dentro ambas imágenes. A las dos horas de efectuada esta acción se les aparece una aborigen que les informó quien era el santo incógnito revelándoles que era San La Muerte. Todo esto sucedió en el obrador en la provincia del Chaco, en una zona muy pobre y olvidada de Dios hará mas de un siglo atrás, cuando los aborígenes y los pobres eran fuertemente explotados y sometidos por los poderosos y la justicia al igual que la policía estaban al servicio de los que tenían dinero.
Manifestaciones de San La Muerte
Desde ese día comenzó la acción tutelar de San La Muerte en esta familia. Al principio, cuando don Lorenzo y su esposa regresaron a Corrientes, mediante la devoción familiar, centrándose el culto de agradecimiento cada 20 de agosto, fecha en que la aparición de la aborigen revelo el carácter del Santo. Poco a poco los vecinos de la familia Barrios fueron acercándose y rogándole al santo por sus vaquitas perdidas. Cuenta la tradición centenaria de esta familia que según se mostraba la “flor” de la vela (el pabilo y su llama) se sabia inmediatamente si el animal extraviado estaba vivo o muerto, con una certeza casi infalible, Don Lorenzo incluso daba las señas de donde hallar a los animales perdidos en base a esta manifestación del santo para con sus devotos. Muchos campesinos y humildes agricultores salvaron así a sus familias del hambre y cada vez que había devoción se iban acercando y agregando al núcleo fundacional de los devotos. Al mismo tiempo se fueron incorporando las ofrendas al santo, en forma de velas. A inicios de este siglo XXI los casos atribuidos al santo ya sumaban un grueso corpus de anécdotas que aun no se han recopilado (pero que se piensa hacer en breve) pues el santo siempre fue muy eficaz con los problemas de dinero, salud y amor. Antonio, un integrante de la familia Barrios quien reside en Buenos Aires y suele organizar en agosto a los peregrinos de esa provincia nos refiere
“Esto esta para el bien desde siempre, mi abuelito jamas quiso que nada malo se hiciera aquí o que se usara al santo para eso. Aquí la gente viene y hace sus promesas, cada cual sabe que prometer porque aquí no se pide nada, y cuando se les cumple vienen muy felices y agradecen al santo. Piden por la salud, el trabajo y el amor...” Este detalle no es menor, porque a diferencia de otras devociones a este mismo santo, en Empedrado no se aceptan velas negras, usadas en rituales para hacer daños o maldades. Estan absolutamente prohibidas y en nuestra recorrida en agosto pasado y en estos meses subsiguientes jamas vimos ni uno de estos signos negativos que han marcado una leyenda negra que no siempre es correcta. Antonio nos recalca “Nosotros seguimos la tradición de mi abuelito, un hombre bueno que jamas se presto para el mal, y creemos que el santo tampoco hace o esta para ello” Los peregrinos agradecen generosamente no solo al santo sino también a sus cuidadores y gracias a eso el santuario crece cada día mas. Ellos no cobran por entrar ni por participar, solo reciben humildemente el aporte que agradecidos promeseros les hacen. Es de destacar que en los espectáculos que se hacen en Agosto u en otros meses, donde los chamameceros, cantantes y bailarines ofrendan su arte gratuitamente a San La Muerte.
La devoción hacia el santo está mas dictaba por el corazón que por los rituales. Salvo una oración específica, para rogarle o agradecerle a San La Muerte, no hay un culto especialmente diseñado ni una liturgia especial. En la pequeña capilla de San La Muerte está, en un relicario esplendoroso de luz y fuerza, el santo: una minúscula figurilla de oro de apenas dos pulgadas de alto realizada en una técnica de bajorrelieve y al lado suyo una medallita también áurea de San Antonio. En la capilla además conviven las Vírgenes de Itatí y otras junto a varios santos que armoniosamente dan su bendición y mensaje ecuménico de paz y amor a los feligreses. Completa la imagen un mural de tres lados que poseen como personajes a aborígenes, en homenaje a la visión de la indígena que ilustró a Don Lorenzo. Pese a esto la relación con la Iglesia católica es conflictiva. La ortodoxia católica no puede ni desea aceptar que un santo nacido en el seno del pueblo este en sus altares. Antonio, con un dejo de tristeza, nos relata:
“En una época hace no mas de 30 años, llevaba mi abuelito al santito a la Iglesia y se hacia una misa Allí, los dias 20. Le hacían misa pero después de un día para otro se corto esto. Creo con toda humildad que ha sido un error de la Iglesia discriminarnos. NO vemos que puede tener de malo creer en un santo que defiende a los pobres... Tendría que ser aceptada porque no esta para hacer el mal, al contrario. Y te digo mas, mi abuelito cuando hallo al santo no sabia ni hacer la señal y para el final de su larga vida rezaba dos horas a la mañana y dos horas antes de dormir, pidiéndole al santo por todos los que solicitaban socorro de San La Muerte...” La devoción del Santo de hecho y por lo que hemos constatado, posee una fuerte impronta católica y se hace especial hincapié en los valores cristianos.
¿Quien es San La Muerte? La tradición mas esotérica y que rara vez ha trascendido las fronteras de la mas estricta intimidad nos hablan de un monje que además ejercía la medicina entre los pobres y los aborigenes, acusado de curandería y brujería fue perseguido en esta provincia de Corrientes y dio con sus huesos en la cárcel. Los poderosos de entonces -haría mas de doscientos cincuenta años a la fecha- se encargaron de que tuviera un proceso injusto y cruel pese a su estado eclesiástico. Como pertenecía probablemente a la orden de los jesuitas o de los franciscanos, la curia de entonces no le presto apoyo y dejo que se le condenara a la prisión mas rigurosa debido a las circunstancias políticas del viejo imperio de los reyes españoles que estaba desplomándose en una lucha interna.
El monje cuyo nombre fue olvidado en las arenas del tiempo, dio con sus huesos en la prisión virreynal, cerrándose la puerta a cal y canto. Por debajo de la puerta se le fue pasando la comida desde el día de su encarcelamiento (un 13 de agosto) y cuando fueron a constatar su estado el 20 de agosto (es decir ocho días después) para darlo al brazo secular para su tormento publico, se hallaron con un espectáculo horripilante: nada quedaban del monje, salvo un desnudo esqueleto que al momento de entrar sus captores a verlo, debido al alboroto que de armo, movió una mano y apunto a su principal inquisidor. Pálido de muerte este hombre fallecería poco después presa de torturados pensamientos. Poco a poco sus perseguidores caerían presa de misteriosas enfermedades que el pueblo llano atribuyo a la justicia divina por la profanación de un hombre bueno. Pero si bien el nombre del monje ha caído en el olvido, no así su acción caritativa y cristiana entre los parias, los pobres, los aborígenes y los leprosos de su época. Boca a boca a través de los siglos fue relatándose su leyenda de martirio e incomprensión, su acción bienhechora y su amor al prójimo.
Al milagro de su aspecto esquelético se le dio la denominación de San La Muerte. Toda referencia histórica fue eliminada por la Iglesia y los señores de entonces siendo virtualmente imposible hallar documentos que de fe cierta del proceso y encarcelamiento del monje; pero la tradición popular se mantuvo como una memoria oral intocable e imperecedera y el santo ha regresado del olvido, poco a poco y cada día con mas fuerza para dar su mensaje a los desesperados y atribulados de esta provincia atravesada por un feudalismo recalcitrante y por la injusticia hacia los desposeídos desde siempre. No es casual el desprecio y la ignominia a la que se le ha querido atribuir a San La Muerte, a la negativa de la Iglesia a cobijar a sus creyentes y del poder, a ignorarlo mientras se favorecen otros cultos que no les son perniciosos para mantener la mansedumbre y dominio de los sumisos. San La Muerte tiene su leyenda negra, pero es comprensible, su aspecto aterrador y su vinculación con la cercanía de la muerte, ese temor horrible destino común a todos los mortales. Pero lejos de ser algo maligno o perverso San La Muerte -según sus devotos mas fieles- propicia la vida, ayuda al bien morir (en lo espiritual y físico) y a los perseguidos injustamente a los enfermos del cuerpo y del corazón los cobija en los momentos mas difíciles y duros. Y ellos después regresan para darle las gracias y testimoniar en una prueba de fe que va desde una vela encendida o un cigarrillo en el altar, a las bebidas, los facones y otras demostraciones de devoción que desde su urna de cristal el santo acepta en silencio y con una eterna sonrisa mas enigmática que la de la Gioconda.

8 DE ENERO- FESTIVIDAD DEL GAUCHITO GIL

Antonio Mamerto Gil Nuñez, más conocido como "El Gauchito Gil" o como "Curuzú Gil" (del guaraní curuzú=cruz) es quizás uno de los más importantes representantes de lo que Marta De Paris denomina Santoral Profano Correntino (1988). Desde hace más de cien años tiene vigencia en su provincia, pero en los últimos años ha trascendido primero al litoral en especial Misiones y Formosa y luego al resto del país. Comprobamos la existencia de lugares de culto desde Salta a Ushuaia.

La Historia

Existen diferentes versiones acerca de la época y el motivo de su muerte. Se sabe que fue durante el siglo XIX, algunos sitúan estos hechos en 1890, para otros ocurrieron entre 1840 y 1848. Todos coinciden que su muerte aconteció el 8 de enero, que ocurrió en medio de las constantes luchas fratricidas entre los Liberales (o Celestes) y los Autonomistas (o Colorados), que el Gauchito era inocente y que fue muerto injustamente.

Era oriundo de la zona de Pay-Ubre, hoy Mercedes, Corrientes. Había sido tomado prisionero por el Coronel Zalazar acusado injustamente de desertor y cobarde. Fue trasladado a Mercedes y de allí sería enviado a Goya donde se encontraban los tribunales. Era sabido que los prisioneros que tenían ese destino jamás llegaban a Goya, siempre "habían intentado escapar en el camino, se producía un tiroteo y el preso irremediablemente moría".

El pueblo se entera de la prisión de Gil y se moviliza buscando apoyo en el Coronel Velázquez, quien junta una serie de firmas y se presenta ante Zalazar para interceder. Este hace una nota dejando al Gauchito en libertad que fue remitida a Mercedes pero ya había sido llevado hacia los tribunales.

La tropa integrada por el prisionero, un sargento y tres soldados se detiene en un cruce de caminos. El Gauchito sabía que lo iban a ajusticiar y le dice al sargento: "no me matés porque la orden de perdón viene en camino" a lo que el soldado replica "De esta no te salvás". Antonio Gil le responde que sabía que finalmente lo iban a degollar pero que cuando el regresara a Mercedes le iban a informar que su hijo se estaba muriendo y como él iba a derramar sangre inocente que lo invocara para que él intercediera ante Dios por la vid

a de su hijo. Era sabido que la sangre de inocentes servía para hacer milagros. El sargento se burló y lo ejecutó.

Con respecto a la forma de morir existen varias versiones:

1) Lo ataron a un poste o un árbol y le dispararon con armas de fuego pero ninguna de esas balas entró en el cuerpo ya que la creencia popular dice que quien lleva el amuleto de San la Muerte no le entran las balas y se supone que el Gauchito era devoto del "Santito". Entonces el sargento ordenó que le colgaran de los piesy allí lo degolló.

2) Murió luego de varios intentos de disparos con armas, porque una bala finalmente entró en el corazón.

3) Fue colgado de un algarrobo, cabeza abajo y luego degollado, porque tenía el poder de hipnotizar a las personas "con sólo mirarlas a los ojos".

La partida volvió a Mercedes y allí el sargento se entera del perdón y, recordando las últimas palabras del Gauchito, se dirigió a su casa donde entera que su pequeño hijo está muy grave, con fiebre altísima y el médico lo había desahuciado. Entonces se arrodilla y le pide al Gauchito que interceda ante Dios para salvar la vida de su hijo. Al llegar la madrugada el milagro se había hecho y el niño se había salvado. Entonces el sargento construyó con sus propias manos una cruz con ramas de ñandubay, la cargó sobre sus hombres y la llevó al lugar donde había matado al gauchito. Colocó la cruz, pidió perdón y agradeció.

La cruz dio el nombre al cruce de caminos y, con el transcurso del tiempo, se convirtió en un lugar de peregrinación.

Leyendas sobre el Gauchito Gil

Se cuentan dos historias acerca del paraje donde se levantó el santuario y del deseo del Gauchito de seguir permaneciendo en ese lugar:

1) Con los años era tanta la cantidad de promesantes que iban a visitar al santo y le encendían velas, que el dueño de la estancia sintió temor que le incendiaran el campo y hace llevar el cuerpo al cementerio local. Dicen que este estanciero era un hombre rico, con una familia sana y bien constituida. Pero desde el momento que decide sacar de allí el oratorio comenzó a tener problemas económicos, muere uno de sus hijos de una extraña enfermedad, la hacienda se enferma y los campos se iban secando. Él mismo cae en cama y los médicos no aciertan con el diagnóstico. Un día una mujer que habían llamado para que lo curara le dice que iba a mejorar cuando volviera a traer el oratorio del Gauchito a su lugar. El estanciero construyó un mausoleo junto con una cruz tallada en fina madera en el sitio donde murió y cedió además un amplio espacio. A partir de ese momento todo mejoró para el dueño del campo. El Gauchito siguió enterrado en el cementerio local pero el lugar de su muerte se convirtió en centro de culto.

2) Algunos hechos sorprendentes comenzaron a suceder cuando se asfaltaba la ruta y los ingenieros decidieron que lo más práctico era trazar una línea recta para acortar distancias a pesar que ésta pasaría por encima del oratorio del Gauchito, y por lo tanto, era necesario moverlo.

Los operarios dijeron que "no era bueno pasar por arriba de tierra sagrada para los correntinos" pero los empresarios ignoraron esa advertencia. Muchos peones se negaron a cumplir la orden y renunciaron. Cuando estaban cerca de la zona en cuestión las máquinas se negaban a avanzar, ni los operarios, ni los mecánicos ni los jefes lograban ponerla en funcionamiento si la dirección era hacia el santuario. Los operarios comenzaron a desertar porque pensaban que todo era obra del Gauchito que se negaba a que lo sacaran de ese lugar. Ante tantas dificultades deciden respetar el recodo y que el camino haga una curva. Se respeta así el Oratorio y los ingenieros piden perdón y protección para la obra.

La imagen del Gauchito Gil

Para algunos era un cuatrero, un gaucho alzado, un fugitivo al que le cargaban todos los hechos delictivos sin resolver. Para otros era "Robin Hood", les robaba a los ricos (en especial a los que se aprovechaban de los paisanos) y les daba a los pobres y ayudaba a quien lo necesitara. Era un gaucho justiciero. Hacía lo que muchos no se atrevían a hacer. Era un vengador de sus desgracias.

El culto

El Santuario principal se encuentra en el cruce de las rutas Nº 123 y 119, a 8 km de la ciudad de Mercedes (antigua Pay-Ubre). Desde lejos se observa el centenar de tacuaras con banderas rojas, el mausoleo con las placas de agradecimiento y una enorme cantidad de ofrendas similares a lo que ocurre en el santuario de Vallecito de la Difunta Correa: muletas, vestidos de novia, juguetes, casas hechas en miniatura, autitos. Estampitas del santo con los pedidos escritos detrás o con expresiones de agradecimiento.

El color rojo es el distintivo del Gauchito Gil que se manifiesta en velas y fundamentalmente en cintas con el pedido o agradecimiento escrito. Es costumbre dejar una cinta atada a las miles de cintas que hay, y se retirar otra ya "bendecida" por el santo que se coloca en la muñeca, en el espejo del auto o en algún lugar privilegiado de la casa para que proteja o ayude.

Varios días antes del 8 de enero, fecha del aniversario de su muerte, comienza a congregarse la gente y pasar la noche en carpas. Se improvisan negocios, bailantas la compás del chamamé, kioscos que venden bebidas y recuerdos. Los jinetes se acercan llevando banderas y estandartes en tacuaras para dejar en el lugar, que también se cubre de flores rojas. El cura de Mercedes oficia una Misa por el alma del Gauchito. En el terreno donado por el estanciero se construyó un tinglado donde se acumulan las ofrendas, sitios para encender.

Los otros santuarios del Gauchito Gil se levantan principalmente en el litoral aunque su culto se va extendiendo paulatinamente al resto del país como lo certifican los oratorios que existe en los Valles Calchaquíes, Salta y en Ushuaia, Tierra del Fuego. Sus estampas se reparten en los subtes porteños y se venden en las santerías de Buenos Aires y en los negocios de Luján junto a la Virgen. También se agrega su imagen como ofrenda en los santuarios de otros santos populares como la Difunta Correa. Las cintas rojas con su nombre y el pedido de protección para quien la posea, cuelgan de los espejos de cientos automóviles y son atadas en lugares visibles de los comercios.

Los lugares elegidos son los cruces de caminos, donde se atan en la rama de un árbol o en una tacuara clavada en tierra las cintas rojas. Son lugares de parada obligada de todo viajante. Los ómnibus y los caminantes se detienen un momento a saludar al Gauchito. En la provincia de Formosa, donde existen oratorios muy próximos, los automovilistas tocan su bocina al pasar. Si esto no se hiciese no contaría con la protección del santo en el resto del viaje y podría ocurrirle una desgracia.

El límite de lo que se le pide al Gauchito lo pone la persona que solicita: salud, dinero, trabajo, amor, en casos que se necesite valor para enfrentar una situación y fundamentalmente protección a los viajeros.

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